La Noche
La noche
Salí afuera a la noche,
a buscar la luna y las estrellas,
pero ¡oh desdicha!, sólo había oscuridad,
una oscuridad profunda y negra
que helaba el alma.
Entonces deseé intensamente
tener en mi mano una bayeta,
con la que pudiera limpiar el ancho cielo,
para poder así ver, contemplar y admirar
a esa luna y sus estrellas.
Sin embargo no había bayeta,
no tenía cerca ningún trapo,
ni siquiera llevaba el pañuelo
con el que unos minutos antes
había secado unas lágrimas,
¡mis lágrimas!.
Permanecí allí plantado
buscando como fuera esa luz
que sabía estaba, más arriba de la nube,
más allá de la luna y las estrellas.
Pero tras largo rato de mirar y buscar,
bajé la vista, volví a la realidad.
Esa noche no había Luz en el cielo
que a mi alma llevara el tibio rayo,
para así fundir el témpano de hielo
que a mi corazón cubría.
¡No!, no había luna ni estrellas, ¡no había Luz!,
sólo el tenue rayo de esperanza
que anidaba en el alma y que haría
que otro día, que otra noche,
saliera afuera a mirar el cielo
y buscara ansioso el parpadeo incesante,
de una Luz que viniera
de la luna y las estrellas.
Rafael
19/Sept./98
1 comentario
Celia García -
No dejes de mirar al cielo porque las estrellas, seguro que te ven.
Gracias por compartirlo
Un saludo.
Celia.